lunes, 24 de agosto de 2009

La Ignatius Reilly

“Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él.”
Johnathan Swift
“Thoughts on various subjects, moral and diverting”

La conjura de los necios - John Kennedy Toole.
Anagrama – Marzo 2005

Esta novela llegó a mí recomendada por un amigo (con el que aún hoy comparto inolvidables aventuras). Casi de inmediato supe que había sido rechazada en varias oportunidades por diversas editoriales y que gracias al afán de su madre -basada en una enorme fe hacia los manuscritos de su hijo- vio la luz comercial. También supe con amargura que su autor jamás llegó a ver su obra editada. Con el dramatismo que enmarcaba este libro de tapa amarilla y negra me entregué sin más a sus páginas con una gran expectativa y ésta no fue defraudada.
Entonces descubrí que en un mundo lleno de hastío, gobernado por leyes que no nos representan, la naturaleza de la rebelión adquiere su mayor significado. Ya no hacen falta héroes con capa y espada, allí desde su más rutinaria forma de sobrevivir a la opresión de un sistema que nos invita a trabajar y trabajar hasta morir para hallar nuestra identidad Ignatius Reilly desarrolla su existencia vagando sin rumbo por las calles de Nueva Orleans. Escapando de la tediosa convivencia con su madre, que no lo entiende, que no sabe qué hacer con él. Escapando también de un profundo malestar que lo agobia y que le es inherente. Mi identificación con este personaje colorido en experiencias desopilantes y frustradas fue inmediata -en algunos aspectos debo aclararlo- los cambios de humor y la testarudez con que pretende enfrentarse a un monstruoso sistema que evidentemente lo segrega y discrimina. Se siente incomprendido y en su pretendido aislamiento genera las más detestables reacciones en los pocos que lo rodean. Sus asquerosos desordenes gastrointestinales potencian su molesta existencia, incomodando, siempre incomodando.
En fin, Ignatius representa a un héroe contemporáneo y bizarro, de esos que tanto nos atraen...

Fernanda

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